28 nov 2008

UN POCO DE HISTORIA

La historia primitiva del Japón se confunde con las leyendas cosmogónicas y religiosas. Lo que se tiene por cierto es que algunos siglos antes de la Era cristiana, la isla de Hokkaido y la parte septentrional de la de Honshu estaban habitadas por los ainos, y que, en 660 antes de J. C. un príncipe indígena, llamado Jimmu-Tenno, comenzó la obra de dominación conquistando la isla de Honshu y sometiendo a sus pobladores, los ainos, fundó la dinastía que aún reina en la actualidad. En el siglo III de nuestra era se importaron de la China las letras y las artes, la industria de la seda, etc. En el siglo VI entró el budismo. De los siglos IX a XII, tres familias influyentes, la de los Fujiwara, la de los Taira y la de los Minamoto, trataron de absorber la administración del Estado, quedando vencedora la primera de ellas. En 1186, Yoritomo, último descendiente de los Minamoto, aplastó para siempre a los Taira fundó la primera dinastía shogunal y se estableció en Kamakura, con lo cual, sin destronar al mikado, lo redujo a la condición de monarca puramente nominal. En el siglo XV comenzaron las relaciones del Japón con Europa; San Francisco Javier evangelizó el Imperio, sin lograr que la religión predominante dejase de ser el sinto. En 1639, España y Portugal fueron expulsadas del país. En 1854 firmó el Japón un tratado comercial con los Estados Unidos; en 1858 hizo lo propio con Rusia, Inglaterra y Francia; en 1859, abrió el primer puerto al comercio europeo.

En 1867, al subir al trono Mutsuhito (Meiji), estalló la famosa revolución de los daimios o señores contra el shogún, que vino a restituir el poder detentado durante siete siglos por los shogunes a su legítimo dueño. Este fue el punto de partida de una verdadera transformación en el Imperio; desde aquella fecha el Japón entró decididamente en la vía del progreso y en poco tiempo se modernizó completamente.

En 1914, al estallar la Primera Guerra Mundial, el Japón se puso decididamente al lado de su aliada Inglaterra; pero no tomó parte activa. Limitó su acción a ejercer vigilancia en sus mares, a ocupar algunas posesiones alemanas del Extremo Oriente, que le fueron cedidas al concluir dicha guerra. Desde septiembre de 1931 hasta mayo de 1932 estuvo en lucha con China, cuyo territorio invadió sin previa declaración de guerra.

El 7 de diciembre de 1941, durante la Segunda guerra Mundial, el Japón, que había firmado con Alemania e Italia el Pacto Tripartito, atacó por sorpresa la base naval norteamericana de Pearl Harbour, y ocupó luego Filipinas y otras islas de Oceanía; pero rehechos los aliados emprendieron la contraofensiva y fueron destruyendo la fuerza aeronaval nipona hasta que la metrópoli se vio a merced de los aviones de bombardeo norteamericanos y el 14 de agosto de 1945, recientes las explosiones de las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki.

El emperador Hiro-Hito ofreció a sus enemigos la rendición incondicional de su país, y el día 2 del siguiente mes se firmó la misma a bordo del acorazado estadounidense Missouri, anclado en al rada de Tokio, y el Japón fue ocupado por los ejércitos aliados, cuyo jefe supremo, el general Mac Arthur, tenía atribuciones superiores a las del gobierno japonés. Seis años duró la ocupación, hasta septiembre de 1951, fecha en que se firmó en San Francisco (EE.UU.) el Tratado de paz entre las Naciones Unidas y el Japón, y entonces este país quedó libre y recobró sus derechos soberanos. En 1956 se firmó, un tratado que ponía fin a la guerra entre Rusia y Japón.

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